Si deseas comprender cómo de valiosas y difíciles de resolver son las dos partes de la frase:
“Creo en Allah y en el Día Final ”, la cual abre el enigma cerrado del universo y conquistar la puerta de la felicidad para el espíritu humano, y cómo de beneficiosas y curativas medicinas son la confianza en tu Creador y refugiarse en Él a través de la paciencia y el ruego, y la súplica a tu Proveedor a través del agradecimiento, y cómo de importantes, preciados, brillantes billetes para el viaje a la eternidad – y provisiones para el Más Allá y luces para la tumba – son escuchar el Corán, obedecer sus órdenes, realizar las oraciones, y dejar de cometer grandes pecados, entonces escucha y presta atención a esta comparación.
Una vez un soldado, cayó en una situación muy difícil en un campo de batalla y examen y en el recorrido de la ganancia y la pérdida. Era así:
Estaba herido con dos profundas y terribles heridas en ambos costados y detrás de él estaba al acecho un león feroz. Frente a él la horca que llevaba a la muerte y la aniquilación a todos los que amaba. También le esperaba. Además de todo esto, le esperaba un largo viaje frente a él: Estaba siendo desterrado. Como un desafortunado soldado consideraba su situación desesperadamente terrible, una persona amable brillando con luz como Khidr apareció. Le dijo: “No desesperes. Te daré dos enigmas y te enseñaré a usarlos. Si los usas adecuadamente el león se convertirá en un caballo dócil a tu disposición y la horca se convertirá en un columpio para tu placer y disfrute. También te daré dos medicinas. Si sigues las instrucciones aquellas dos sangrantes heridas se convertirán en dos flores perfumadas llamadas la Rosa de Muhammed (la paz y las bendiciones sean sobre él). Además te daré un billete; con el serás capaz de hacer un viaje de años de duración en un día, como si volases. Si no me crees, prueba un poco y verás que es verdad.” El soldado probó un poco y afirmó que era verdad. Sí, yo, este pobre Said, afirmo esto también. Es porque yo probé y vi que era absolutamente verdad.
Poco después vio de repente un hombre astuto y libertino como el Demonio, viniendo de su izquierda trayendo consigo galas adornadas, fotografías y fantasías decoradas, y muchas embriagueces. Se paró ante el soldado, y dijo:
“¡Oye, ven, amigo! Bebamos y divirtámonos. Veamos estas fotos de chicas bonitas, escuchemos música, y comamos esta sabrosa comida.” Entonces le preguntó: “¿Qué eso que recitas?”
“Un enigma”, fue su respuesta.
“¡Para ese incomprensible sinsentido! ¡No amargues nuestra diversión! E hizo una segunda pregunta: “¿Qué eso que tienes en tu mano?
“Una medicina”, el soldado respondió.
“¡Tírala! Estás sano, no hay nada malo en ti. Es hora de disfrutar.” Y le preguntó: “¿Qué es ese papel con cinco marcas?”
“Es un billete y una tarjeta de racionamiento.”
“¡Oh, rómpelo!”, el hombre dijo. “¿Para qué necesitamos un viaje en esta hermosa primavera?” Intentó persuadirle con todo tipo de artimañas, y el pobre hombre estaba un poco convencido. Sí, el hombre puede ser engañado. Yo fui engañado con tales astutas trampas.
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